La oración de Ingrid Bentancourt.
El Aliento que la mantuvo con vida.

Por siete años vivió en cautiverio, sin sus hijos, sin saber si era su último día.
Ella, la señora Bentacourt, tenía un montón de razones para blasfemar a Dios, para renegar de El. Tenía muchas razones para pensar que la vida parecía una comedia realizada por un borracho.





Por le contrario, eso no aconteció. Las primera palabras después de su liberación fueron: “Quiero agradecer a Dios y a la Virgen…” Mientras los poderosos y los policias de todo el mundo tenían apuro por alcanzarla, Dios y la Virgen siempre estuvieron con ella.



El Rosario, hecho de una cuerda encontrada en la selva, ha sido su hilo con la vida, con el sentido de la vida. El hilo que la sacó de la desesperación y la locura.



Por eso, Bentacourt, que se encontró en un enredo internacional ha dicho primero aquellas palabras en la rueda de prensa. Como si para ella fuera una cosa normal, justamente ella, que por siete años no ha vivido una vida normal.



Agradeció a Dios y a la Virgen como si fuera el aire que respiró. La oración dicha todos los días, al amanecer, sola o antes de ir a dormir. Como si fuera el aliento que la mantuvo con vida.



Su oración parece ser la oración que por los siglos los hombres simples han repetido. La oración que impide perder la esperanza. La oración para pedir a Otro que me de las fuerzas. Es el gesto de las personas realistas.



Ingrid ha sido realista: rezó. Es un hecho excepcional, que ella después de siete años de cautiverio, sin el consuelo de nadie, aún tenga en los labios el nombre de Dios y la Virgen. Esto es el signo que ella era ya libre, aún si no la liberaban. Por que quien la raptó no pudo ejercer sobre ella la fuerza del poder: la desesperación.
Quien la secuestró no pudo robarle el alma y el pensamiento. La derrota de los secuestradores vino del Rosario: ella pertenecía a Otro. Así frente a los periodistas, ella mostró en que manos había puesto su esperanza: Las Manos del Todopoderoso.

La oración es el respiro de los hombres libres. No de los hombres y mujeres a quienes todos le va bien. Es el respiro de libertad de los hombres. Ingrid lo ha demostrado. Los siete largos años no fueron algo oscuro, que hay que denigrar y olvidar, sino fueron la oportunidad para experimentar que ella no estaba sola.

Desde esta mujer que tuvieron secuestrada, nos llega una gran lección de libertad. Es una invitación a buscar el respiro que liga la vida a Dios, más que todos los comentarios, los chismes, análisis políticos, que nos dejan siempre mas esclavos.

autor: Paolo Buscaroli

3 comentarios:

Anónimo dijo...

PADRE!!!! hola como está?? soy Karen Castillo de Chile...tanto tiempo tratando de ubicarlo y nada...qué es de Usted?? sigue en Paraguay??? padre le dejo aquí mi email..por favor escríbame, tengo muchísimas cosas que contarle (si no se acuerda de mí, soy su ahijada)

Anónimo dijo...

karen_castillos@hotmail.com

MFZ dijo...

Querida KAren, no soy el Padre que estas buscando... Igualmente ojala lo encuentres...